Archive for the ‘televisión’ Category

Hombres, Mujeres, Viceversa y OBK

17 septiembre, 2009

¿Quién le dio sentido a nuestro amor? No fui yo, fue nuestro corazón.

Con este tipo de letras y otras por el estilo, OBK conquistó el panorama musical español de una manera que todavía hoy muchos no llegamos a comprender. Pues lo mismo ocurre con uno de esos programa de Telecinco, bueno, en realidad con casi todos; pero ahora quería centrarme en el espacio televisivo que parió a Efrén y Soraya. Os acordáis de la historia, ¿no? Un tío de Vélez-Málaga que era un encanto según todas las mujeres (y también, según el share del programa) y que estuvo casi medio año en «Mujeres, hombres y viceversa» dando la tabarra y metiéndosela doblada a casi todo el mundo, Soraya incluida.

Yo del programa, pues básicamente había visto algunos fragmentos y las fotos de Soraya en Interviú, hasta esta mañana. ¡Ay, qué desdicha! Allí estaba Emma García, cuyos programas hacen que «me suba la bilirrubina cuando te miro y no me miras». ¡Madre de dios hermosa! ¡Esta señora tiene el cielo ganado! «El juego de tu vida» y «Mujeres, hombres y viceversa». Yo me daría cabezazos contra la pared…

La dinámica del «concurso» es bien sencilla: un tío o una tía, llamados «tronistas» (atiende, pataliebre), a los cuales agasajan mujeres y hombres (siempre, de momento, en plan hetero). Evidentemente, con múltiples ocasiones para el teatrismo, el patestimo, el ridiculismo y todo lo que pueda acabar en «-ismo» (como «capitalismo»). Y, por supuesto, como «Gran Hermano», con enormes posibilidades de sentir vergüenza ajena observando el comportamiento de los protagonistas, con ese comentarista de lujo, Pipi Estrada (¡José María García se tiene que estar tirando de los pocos pelos que le quedan!), y esa mujer mayor, haciendo ganchillo, de nombre «la Mari», que viene a representar el papel de los locos en los dramas shakespearianos o de los coros en las tragedias griegas… expresando en pocas palabras una enorme sabiduría: «en mis tiempos mozos, yo esperé tres años a que mi novio volviera de la mili y le escribía por cartas».  Respuesta que se puede adapar a cualquier pregunta y que puede servir tanto para tronistas como para aspirantes.

Hay que reconocer que el programa nos es más que una «españolización» de los programas chorracas de la MTV de estilo similar, si bien tratando de aparentar una mayor «seriedad». Para eso, prefiero los programas estúpidos americanos, en los que hay más honestidad:  la gente sabe que va a lo que va (hay una consciencia mayor del show en sí), menos hipocresía, elementos preparados con un descaro que roza la caradura y, ojo al dato, sin comentaristas como la Esteban y compañía…

Y yo que creía que el tiempo de los OBK ya había pasado, afortunadamente; pero se ve que no…

Gran Hermano 11

10 septiembre, 2009

Hay películas, programas y series que deberían ir precedidos de una advertencia del estilo: «La visualización de este espacio televisivo puede provocar sonrojo y/o vergüenza ajena»… ¡por el bien de todos!

Risto, el circo de Telecinco y el rey del pollo frito (OT: Ojete Tontuno)

29 abril, 2009

¡Coño, con mi faceta rappeliana! Ayer hablo de mi amigo Teddy y hago mención al rey del pollo frito… y ¡voilá! hoy me lo encuentro, al verdadero, en el programa destinado a convertirse en el emblema de los valores de Telecinco (por el culo te la hinco), o sea, teatralidad, morbo, provocación y mucha, mucha polémica. Sí, claro, OT (Ojete Tontuno).

Para empezar, el teatro de la vuelta de nuestro querido Risto Mejide. A fin de cuentas, el formato del programa está tan gastado y el enfoque de Telecinco es tan cansino, que sólo Risto dando por culo (que no Jesús Vázquez) le puede dar, a lo mejor, quizás, puede, tal vez, un poquillo de vidilla.

Por otra parte, está todo el attrezzo, todo lo que hace girar la rueda de la audiencia. Con ese Jesús Vázquez, en su papel de mariquita mala, y con un atuendo digno de Agatha Ruiz de la Prada en el día del estreno. Eso sí, ¡hay que ver lo bien que se conserva el colega!

Otro de su acera, Ángel Llacer, estará nuevamente como indigno profesor de la Academia. Como showman, un espectáculo; pero su capacidad directiva es similar a mi habilidad para el cante flamenco. Claro, que esa opinión es propia de los pardillos que pensamos que en OT intentan «formar» a cantantes (que no artistas); pero si nos centramos en su vena circense, entonces puede que Ángel sí sea el payaso adecuado para orquestar en esta fauna.

Después están los grandes olvidados: los alumnos. Aspirantes que desde años luz no se comen una rosca en el mundo de la música; no obstante, con un poco de suerte, acaban en la televisión (eres la rehostia sí acabas en Supervivientes). Y ni trayendo a Bisbal logran cambiar esa tendencia. También es que ese uno ha dado ya por treinta y siete generaciones, todo hay que decirlo.

Y el último, aunque no por ello menos importante, el nuevo «fichaje» estrella. El rey del pollo frito, sí, sí, el auténtico: Ramoncín, como miembro consagrado del jurado. Su disco de diamantes por el millón de copias vendidas (y eso que el top manta le jodió mucho), sin que nada tuviera que ver su papel de perro faldero de la SGAE (¡qué levante la mano quién tiene un disco original de Ramoncín!, ¡y la otra mano los que conozcan más de dos canciones del autor sin tener ningún disco!) le avala. Él mejor que nadie les podrá enseñar a los chavales lo jodido que es sobrevivir en el mundo de la música y la dificultad de estar más de veinte años viviendo del cuento… ¡con dos cojones! ¿No será un intruso que ha colocado la SGAE? ¿Cómo la impostora que está en el ministerio de cultura (con minúsculas)?

Al menos hay algo que despierta mi interés: ¿tendrá Risto cojones de meterse con el pollo frito?, ¿convertirán a OT en otra plataforma en la que lanzarnos mensajes subliminares de lo mal que está la «piratería» y los perjuicios que ocasionan en los «artistas» (¡Pobrecitos ellos, que no van a llegar a final de mes! ¡Hostia! Si se podrían buscar un trabajo de mierda con un sueldo de mierda como el resto de los seres humanos en vez de vivir como Ramoncín)?

En fin, que OT está de vuelta (¿o de vueltas?)… y huele (¿o hiede?) peor que nunca.

La muerte en directo: Jade Goody

23 marzo, 2009

Supongo que la intención de la muchacha era buena… Más allá de su amor por las pantallas, al final lo que quedará serán los más de cuatro millones que su madre les ha legado antes de morir y que, salvo que algún hijo de puta se dedique a malversarlos antes de tiempo, les hará la vida bastante más sencilla (aunque sin madre, como es obvio).

La chica Jade Goody (1981-2009) es un auténtico personaje, de esos que nos demuestran la volubilidad que tenemos las personas. En 2002, tras una controvertida participación en el Gran Hermano británico (con sexo e insultos racistas incluidos, es decir, la típica personaja que odiamos, pero que en realidad nos engancha al televisor) fue elegida por una encuesta la cuarta peor persona británica, que no sé si alguien se ha parado a pensar pero es que para llegar a ese nivel en el conjunto de la Gran Bretaña, es para quitarse al sombrero (hay gente que lo puede estar intentado toda su vida y no lograría llegar ni al top ten).

Ahora, la enfermedad lo ha cambiado todo. Ella ha seguido en su línea de fenómeno mediático y con la justificación de asegurarse el futuro de sus hijos ha continuado con su show. Su cáncer terminal ha sido un éxito en las islas británicas y Goody ha pasado, como suele ocurrir en estos casos, de ser un paria a convertirse en una especie de ídolo nacional.

En un sistema democrático, eso de las ejecuciones en directo no estaría muy bien visto; pero si la retransmisión de la muerte es consentida (y va a servir, o por lo menos nos sirve a los telespectadores como justificante), ya tenemos el sustitutivo del siglo XXI del circo romano, de la quema de brujas de la Edad Media o de las ejecuciones (y tortura) de herejes de la Santísima Inquisición.

El espectáculo de la muerte en directo ha encontrado la forma de adentrarse en nuestras vidas en pleno siglo XXI, en el centro de las «democracias liberales» y, si en otras épocas la justificación religiosa daba calma y paz a los espectadores (los romanos no necesitaban ni eso; el instinto animal era puro), ahora nuestra religión actual (en forma de dinero) nos permite ser testigos del sufrimiento en directo de otro ser humano (eso sí, por el bien de los críos… y de las cadenas de televisión, claro -pero eso estaría hasta feo comentarlo-) con la conciencia tranquila.

Una vez que comenzaron los reality de la vida en directo rápidamente se extendieron por todo el planeta en todas sus variantes posibles (en una casa, en un autobús, en una granja, en una isla, dando la vuelta al mundo…). ¿Será Jade Goody la pionera de los reality de la muerte? Se admiten apuestas…

Muchachada Nui… Nui

19 febrero, 2009

A los que nos hemos criados entre las bromas de Juan Luis y Guillermo (y Luis Ricardo Borriquero) y la desgracia de Brian, básicamente fue como si nos hubieran iluminado el cielo cuando descubrimos su existencia. Estaban, en la época en las que llegaron a mí por el boca a boca, en la Paramount y nosotros con la crisis malagamatera, que nos sobrevino tras el último número de nuestra querida publicación.

Y allí estaban, unos tíos manchegos, que estudiaron en la Universidad de Cuenca y que decían «palabros» como «pataliebre», «a cascoporro», «no te digo ná y te lo digo tó», y que recuperaban a personajes míticos de nuestra infancia y juventud, como Pat Morita, Karpov, Gorbachov o Axl Rose. Además, lo hacían al más puro estilo Gomaespuma, mucha improvisación y nada de intentar imitar la voz real, sino que ellos, además, les ponían a todos los personajes la misma voz. Como era de esperar, su vocabulario se transformó en nuestro vocabulario, y gente como Vicentín o el Gañán en unos referentes.

Eso fue La Hora Chanante, un programa hecho con pocos medios y mucha ilusión. En pocos años, Ernesto Sevilla, Julián López, Raúl Cimas, Carlos Areces y, a la cabeza de todos, Joaquín Reyes se han ido colocando en diversos programas y su aureola ha ido creciendo hasta el punto de que la televisión pública (para enorme sorpresa de muchos) los fichó. Cambiaron de nombre, pero no de esencia: Muchachada Nui.

Por el camino perdimos al entrañable Gañán, sustituido por el menos carismático Marcial Ruiz Escribano, pero ganamos al que tendría que ser, por derecho propio, uno de los iconos del siglo XXI: Enjuto Mojamuto.

Hoy han vuelto, en su tercera edición de Muchachada, y todavía Reyes y cia. consiguen que me parta el ojete (también frase chanante), con su «Testimonio» (perdón, «Celebrities»),  «Mundo Viejuno», sus «mierders» y sus «Goonies II» (mezclado con Verano Azul). Por una vez, puedo comentar algo de la televisión sin que me entre repulsión y eso que «pues ayer no sabes lo que me pasó: fue el peor día de mi vida».

El juego de tu vida, "made in Telecinco"

22 diciembre, 2008

Hay determinadas personas, que no sé porqué pero me producen cierto síntomas psicofisiológicos apenas las escucho o las veo, en concreto tengo a cuatro en la cabeza. Amaya Montero, Ana Torroja, Patricia (la del Diario) y Emma García. Básicamente, las cuatro tienen en común que últimamente cuando detecto su presencia se me revuelve el estómago y me entran arcadas. La cursilería innata de las dos primeras personajas es lo que creo que me dan la patada en la barriga, mientras que las otras dos y los programas que realizan son las que me están provocando esta reacción, que como digo, es una primera reacción de mi cuerpo ante semejantes peligros. (Hay también otro tío, no sé si de Telecinco o de Antena3 bastante conocido, que hace uno de los programas de mierda de viernes o sábado por la noche que también provoca una descomposición en mi fisonomía).

A la Patricia la detestaba a más no poder, pero cuando se produjo el asesinato de la «invitada» a la que quería sorprender su «enamorado maltratador» directamente le puse la cruz. Por suerte, me parece que aquella bazofia de programa que menoscababa la dignidad de cualquier persona lo retiraron de la parrilla… El problema es que Telecinco tiene cuerda para rato. Es increíble lo bajo que ha llegado a caer esta cadena, que ya roza la inmundicia, bueno, que se regodea en la mierda directamente. En poco tiempo ha pasado de ser una cadena bastante decente a ser auténticamente deleznable.

Para colmo de males, el otro día el director de un periódico de credibilidad bastante dañada, ese tío incoherente que estaba «arrejuntao» con una diseñadora megaconocida e hiperestrafalaria (¡cóño!, ¿cómo se llama?, ¡joder, mira que le compre una colonia en el Carrefour que estaba vacía!). Bueno, creo que se sabe quién es, pues el colega ni corto ni perezoso aseguró que la televisión pública debía desaparacer. Para decir semejante gilipollez tiene que estar a punto de adquirir un importante paquete de acciones de una cadena privada o estar preparando el salto al ruedo televisivo. Lo único que nos faltaba es que quitaran las públicas y tuviéramos que someternos a las «telecincadas» (aunque, bien pensado, si eliminan el Canal Sur, hacen un favor a Andalucía).

Y después de haberme ido por las ramas, quería comentar lo del programa de la Emma García: El juego de tu vida. Un amigo mío está fascinado con el susodicho «programa», así que nos tiramos un buen rato, tras la cena de empresa, viendo como auténticos gilipollas resúmenes en Youtube de ediciones anteriores. Para los que no lo hayan visto, el juego consiste en básicamente sacar a una persona y, por cuatro duros, humillarla a ella (y a sus parejas, amigos y familiares) delante de toda España. Las preguntas van del pelo de «¿Has deseado la muerte de tu suegra?» al «¿Te echaron de un empleo por robar dinero?», pasando por todo tipo de vejaciones hacia todo el entorno del «invitado». Y todo ello… por la ridícula cantidad de 100.000 euros. Es decir, quedas como un auténtico hijo/a de perra delante del país para un dinero que, una vez le retengan los impuestos, no te va a servir ni para cerrarte los puntos de sutura que te van a tener que echar en el ojete. Porque, da igual lo malo o lo bueno que seas, en la pregunta está la trampa: da igual que seas un santo o una santa, que te harán unas preguntas del estilo «¿has pensado…?» o «¿has sentido…?», que completamente descontextualizadas y a la luz de un polígrafo, digas lo que digas vas a quedar mal, no porque mientas o dejes de mentir, sino porque el mero hecho de que te hagan esa interrogación significan que te han crucificado (que nadie olvide que el polígrafo no «detecta» mentiras, sino alteraciones nerviosas, que podrían estar forzadas por la pregunta en sí y no por el contenido de la misma).

Mi colega, viendo que la gente falla en preguntas ridículas después de haber afirmado auténticas aberraciones, piensa que eso tiene que ser un montaje; pero otro amigo me ha dado una pista de la razón lógica de estos «fallos tontos» que cometen algunos concursantes con preguntas en teoría ridículas: las preguntas van por tandas, y si empiezan a preguntarte, por ejemplo, de tu amigo, si la primera pregunta verdaderamente ya te pone en un compromiso, el concursante prefiere fallar esa primera cuestión y quedar con el ojete a continuar respondiendo porque hay algún interrogante que podría llegar a un punto tan escabroso que no nos lo podemos ni imaginar.

Lo «bueno» del programa es que le ocurre lo mismo que al «Tomate», que le está permitiendo sacar jugo a otro tipo de formatos televisivos. En APM, se hacen auténticas obras de arte del humor con el tela-telita-tela de la Emma (http://es.youtube.com/watch?v=_er8kSk3aag&feature=related). Lo peor es que saca a relucir tu lado óscuro morboso; lo mejor, es que si lo analizas racionalmente, y sabiendo del medio del que procede, no le queda otra que ser una estafa al telespectador, cómo toda la basura que saca Telecinco: desde el Tomate al Diario de…, pasando por este juego, por Efrén, por OT, por la Milá y sus «hermanos pitufines»… Sabes lo que te digo, parafraseando a Onofre y Erneste Sevilla: «¡Paolo Vasile, vete a la mierda con tus programas!¡Eres un «pesao», armar follón lo saben hacer todos… y quítate la toalla esa que llevas en la cabeza!» (http://es.youtube.com/watch?v=FBOLkxARmVQ)