Cortesía de D.T., una de las frikadas más impresionantes que he visto en bastante tiempo. ¿Quién ha dicho que una boda tiene que ser aburrida? ¡Lo saben hasta en Minnesota!
Archive for agosto 2009
¿El vídeo del año de YouTube?
31 agosto, 2009El Mercedes de mierda
28 agosto, 2009¡Qué semana más triste! Lo de hoy ya ha sido el remate: ¡pues no he visto un Mercedes nuevo completamente sucio cual mi C3 de mierda! Que digo yo que, de siempre, la misión del Mercedes era la de faldar, la de demostrar un poderío económico (o aparentarlo) o una clase social distinguida (o aparentarla).
Yo ya tenía en mente que, al menos en España, el Mercedes se estaba convirtiendo en el coche de los nuevos ricos catetos. Personas que, sin mucha cualificación pero con gran destreza o importantes contactos, han hecho una fortuna a base de ladrillazos o de alguna movida de subvenciones de la Unión Europea.
Con todo, esperaba que aunque hubiera variado el perfil del usuario de Mercedes, conservaran los «requisitos» mínimos. ¡Joder, te has gastado más de 36.000 euros en un puto coche! ¿No te han quedado seis al mes para limpiarlo? Se me ha caído otro mito. Que tengan el coche para criar patatas gente como servidor, pues vale: a fin de cuenta somos unos «tirados» de la vida. Pero si te has comprado un Mercedes, lo que no puedes aspirar es a conseguir una ayuda del PER utilizando como terreno de abono la carrocería del «lujoso» vehículo. ¡Un poquito de por favor! (que está pasado, pero sirve para el caso).
¿Qué será lo próximo? ¿Ricos marbellíes de casas de millones de euros pintando las fachadas con sus propias manos? ¿Políticos pidiendo que se le reduzca el sueldo a la mitad para dar ejemplo en estos tiempos tan chungos? ¿Personajillos yendo a «La noria» sin cobrar? ¡Qué indignidad!
Me voy a vivir a Utah
28 agosto, 2009Leo la noticia y me quedo flipado: http://www.aeromental.com/2009/08/27/lo-mejor-es-trabajar-10-horas-4-dias-a-la-semana/ (dentro tenéis los enlaces en inglés). ¿Eso cómo va a ser? ¿El jueves empieza el fin de semana? A tomar por culo mi país. Está claro que hay que irse a Utah… Y no sólo por Stockton y Malone, claro; más importante todavía es llegar a conseguir un puesto en alguna de las entidades que han tomado por norma que las 40 horas semanales se repartan en cuatro días, en vez de en cinco…
Muchos pensaremos que, total, salimos ganando sí o sí. A fin de cuentas, ya llevamos las cuarenta horas trabajadas o más al final del jueves, ¡y encima el viernes ya es fin de semana!, ¡qué fuerte!, ¡y no te quiero decir lo que están pensando las tiendas de chinos que veo abiertas a todas horas! «¿Pero cómo va a ser posible trabajar menos de sesenta horas semanales?».
No me lo creo. Seguro que tiene que haber truco: No tendrán ningún día de vacaciones en todo el año. Les obligaran a ver películas de Pajares y Esteso en versión francesa con subtítulos. Estarán forzados a beber leche con soja, Coca-Cola Zero o agua con gas. Les forzaran a comer ensaladas todos los días, con mucho pepinillo y sin aliñar… No es posible, ¿dónde está el truco? Ahora que con la excusa, los «patronos» están que se salen: «¡Madre mía, sr. Pepe! Ahora es que la cosa está «mu» mala, así que tendrá que trabajar dos horas más diarias que, por supuesto, no le pagaremos; y en vez de treinta días de vacaciones, gozará de siete (menos pero más intensos). ¡No, hombre, se ha vuelto loco! ¿Cómo les vamos a pagar esos días de vacaciones que no va a disfrutar? ¡Por culpa de miserables egoístas como usted, con todos mis respetos, el país está como está! Ahora de lo que se trata es de arrimar el hombre, todavía un poquito más, tener la cabeza gacha y el ojete abierto. ¡Que sí, hombre, que sí! Estamos todos haciendo unos sacrificios enormes. Fíjese que yo he renunciado a ampliar mi chalet con el tema de la crisis y he tenido que dejar a una de mis «queridas», que está la cosa «mu apretá» para todo el mundo, ¡que yo también la sufro en mis carnes esta dichosa crisis!».
Y no quiero hablar de los sindicatos, que tienen ahora la excusa perfecta para poner la huchaca con la amenaza de «movilizar a la clase obrera», y ahí están callados como zorros mientras el Estado siga soltando «calderilla»…
En fin, a tomar por culo, me voy a Utah, que por mis pelotas, aprendo inglés y apruebo las putas oposiciones que hagan falta, aunque tenga que estar mendigando durante treinta años. Total, si al final viene a ser casi la mismo, pero eso sí yo paso de darme de alta como autónomo, yo practicando la mendicidad «en negro», que si no te lían y acabas tributando por la limosna que te curras con todo tu esfuerzo y, nuevamente, te ves en la situación de que hasta de vagabundo tienes que estar pendiente de una gestoría y del pago de los impuestos estatales… ¡Por una jornada de 40 horas en cuatro días ya! (Por supuesto, los otros tres días de la semana sin trabajar, que todavía tenemos que especificarlo por si acaso).
¡UTAH, UTAH, UTAH! ¡UTAHSIZACIÓN, YA! ¡VIVA STOCKTON! ¡VIVA MALONE!
El Capitalismo y la Felicidad, por Groucho Marx y Woody Allen
24 agosto, 2009Pablo Coelho hablará mucho de superación, metas y demás mandanga (mejor si es mediante parábolas), y no está mal esto de la autosugestión en tiempos de crisis; pero si dos genios como Marx (Groucho) y Allen (Woody) coinciden…
«Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: Un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna…»
Groucho Marx (capitalista honesto)
«El dinero no da la felicidad, pero procura una sensación tan parecida, que se necesita un especialista muy avanzado para verificar la diferencia».
Woody Allen (psicoanalista mujeriego)
Intoxicación por vitamina C: tropezando con la misma piedra por enésima vez
21 agosto, 2009Mira que ya me lo habían advertido tantas veces antes: Punchis, Depaso…, pero nada, que no aprendo. Me ha vuelto a pasar: en una época en la que en Málaga, con la Feria, la gente coge unas cogorzas de campeonato, dando trabajo de más a los pobres de la ambulancia (nada que ver con los municipales, a los que le suman 300 euros adicionales a sus excesivos sueldos por cada día de Feria, en las que los ves agobiados, hablando en grupos animadamente mientras dejan transcurrir las horas: «otros 300 euracos a la huchaca»). Pues eso, la peña cogiendo unos ciegos de impresión y yo intoxicándome con vitamina C. ¡Ojito con los zumos de naranjas!
Estamos J.D. y el presente autor buscando un rincón en el que haya sombra por un lado y en el que se esté tranquilo, por otro. Cosa prácticamente imposible en un día de Feria, pero tras algunas vueltas llegamos a una esquina que, curiosamente, cumple los dos requisitos… Y lo que es más, no se trata de un rincón en el que las personas, normalmente varones, víctimas de un excesivo consumo de Cartojal acuden a cambiar el agua al canario para así poder seguir dándole a la ingesta clásica de estas fechas.
Nosotros tratamos de entablar una conversación, y aquí el menda, por prescripción médica, nada de alcohol. No es que sea un problema, salvo por la cerveza: ¡ay, cómo te echo de menos, rubia, clarita, fresquita! La opción del zumo de naranja, «pero es de botella», es la que veo más apropiada. Mi compañero de tertulia opta por la caña.
Así intentamos pasar el rato, con el plasta del camarero, que cada medio minuto viene a limpiar la mesa y a preguntar si queremos algo más. ¡Madre mía, qué celo! El «hioputa» consigue, de esta manera, que incrementemos el consumo de nuestras respectivas bebidas. Eso sí, cuando le pedimos unos frutos secos o algo para acompañar al líquido bien que se hizo el loco… Luego de insistirle en repetidas ocasiones, nos comenta que «ay, lo siento, se nos ha acabado ahora mismo». Lo cual no es obstáculo para que siga con su particular «dale que te pego» al trapo y al «¿quieren algo más?».
Pasado un par de horas, ante tantas interrupciones, pedimos la cuenta y nos largamos del bar-quieren-algo-más. Al llegar a mi casa, mi delicado estómago me recuerda las consecuencias de un excesivo consumo de vitamina C. Y tengo una fiesta nocturna con continuas visitas al cuarto de baño.
¿O acaso el responsable de esta distorsión estomacal fue el olor sobaquil que impregna de Málaga en estos días? Tendré que preguntarlo a algún médico… pero eso será otro día.
Feliz cumpleaños, Usain Bolt
21 agosto, 2009He sido un admirador del «patito feo del Atletismo». Aquel Michael Johnson, que corría de una manera tan singular que, por mucho que te esforzaras, no podías ni imitarlo. Cuando en Atlanta hizo aquella plusmarca estratosférica de 19,32, todos pensamos que sería un récord a lo Bob Beamon, que tardarían más de 20 ó 30 años al batirlo.
Nada más lejos de la realidad, con 21 años, ya rebajaste su plusmarca por un par de centésimas y, ayer, básicamente reventaste el cronómetro, igual que hicieras en la prueba de los 100 metros lisos. Ya nadie se atreve a prolongar larga vida a la marca. Parece que todo dependerá única y exclusivamente de ti. ¿Serás capaz de bajar de los 19 segundos en los 200 metros? ¿Superarás los límites humanos bajando de los 9,50 segundos en el hectómetro?
El tiempo lo dirá. Con tus recién cumplidos en el día de hoy 23 años ya te has convertido en uno de los Grandes de la Historia y, posiblemente, el atleta más joven en haberlo alcancazado tal status. Como Jesse Owens, en Berlin te has colocado en uno de los puestos de honor del Olimpo del Deporte.
¡Enhorabuena, Usain Bolt y feliz cumpleaños!
¿Sabías que el logo de Carrefour es una «C» blanca?
17 agosto, 2009Nueve años después de la fusión en España de Pryca y Continente, AK nos ha vuelto a dar luz sobre una cuestión en la que nunca hasta ahora habíamos reparado muchos. El logo extraño del Carrefour: ese azul y rojo, en realidad es una «C» blanca. ¡Atiendeeeeee!
Hasta la fecha me había pasado como con esta clásica imagen: sólo veía las dos caras y no la copa.
Si al final va a resultar que los franceses estos hasta lo tenían pensado… de más. Creo que nunca un logo me había hecho sentir más estúpido. ¡Enhorabuena a los premiados!
Melancolía de Verano III: I miss you, Hank Moody
17 agosto, 2009La magia de la jarra Brita
16 agosto, 2009Lo de la jarra Brita comienza a convertirse en una obsesión, algo parecido a lo de la gripe A. En mi entorno, cuando hay que hacer un regalo y no sé tiene ni puta idea de qué obsequiar, da por seguro que, finalmente, la opción Brita cobrará fuerza. Da igual que se trate de un crío de cuatro años que de una mujer mayor de 67: la Brita sirve para todas las edades.
Te lees el prospecto y te preguntas: «¿De verdad alguien en el mundo puede ser feliz sin esta depuradora? ¡Si es que lo tiene todo!». Lo único que le falta es que las propiedades derivadas del empleo de la jarra aumenta la fertilidad, si se quiere, en un 200% y la potencia sexual en un 400%.
Además, que no lo digo yo, que te metes en su web y te ponen ejemplos de que cocinando con Brita hasta los productos tienen mejor color: http://www.brita.net/es/legumbres.html?L=7. ¿Os habéis fijado en el buen color que tienen las legumbres del mágico producto. Puestos a ser malpensados diríamos que le han dado un repaso con Photoshop ajustando los niveles… pero nooooooo: es la pureza inefable de este producto disponible en todos los Carrefú, Cortesingleses y demás grandes almacenes… Me parece que hasta el Fnac las va a poner al lado de su sección Apple, junto a los iPod. Steve Jobs está la mar de contento: los dólares le van a salir por las orejas (nos referimos a todavía más).
Ya sé que habrá escépticos que digan: «¿Para qué cojones quiero una puta jarra purificadora si en mi casa el agua ya está filtrada?» o «¡Pero si este agua sabe igual que el agua del grifo!, ¿para qué coño me he gastado 30 euros?». ¡Hombres/Mujeres (que hay que ser políticamente correctos/as) de poca fe! ¿Y la felicidad que os proporciona la jarra? ¡No soy tan feliz desde que pusieron un McDonald al lado de mi casa! Sí, sí… y no quiero contar nada de si tienes intención de viajar a Egipto. Entonces, seguro que te acuerdas antes de coger la jarra Brita que el pasaporte, como mínimo te servirá de escupidera.
La detención del vagabundo Bob Dylan
15 agosto, 2009Leo la noticia (http://www.elpais.com/articulo/gente/Vagabundo/Bob/Dylan/elpepugen/20090815elpepuage_2/Tes) y no puedo dejar de partirme el ojete. ¡Pobre, Bob! Un compositor nominado al Premio Nobel de Literatura teniendo que explicar a la agente de policía: «Oye, perdona, que yo no soy ningún tirado, que soy Bob Dylan, el de Like a Rolling Stone; si hasta tengo una revista con el nombre de esa canción, ¿es que no has escuchado nunca Blowing in the Wind?». Y la agente, de nombre Buble, como los chicles, que tiene delante a un tío viejo, con un chándal negro y dos chubasqueros: «Que sí, abuelo, que mi padre es un gran amigo tuyo. Venga y acompáñeme a su casa. ¡Ah! ¿Qué quiere comprar una casa por aquí, tío loco, digo tío Bob?».
Y en éstas que el creador de Highway 61 Revisited, el músico posiblemente más influyente del siglo XX, se las tiene que ver con otro agente, que viene a confirmar las sospechas de la agente de que «ése no es Bob Dylan, coño: Bob Dylan lleva siempre una armónica, pelo largo rizado y es cuarenta años más joven». ¡Pobre, Bob! Y en verdad que la respuesta estaba en el aire, porque un poco más y tienen que personarse Mick Jagger y Paul McCartney, previa presentación del DNI o NIF, para confirmar la identidad del «viejo chiflado». Igual tampoco hubiera valido, porque quién iba a creer a dos tíos nacidos en la Gran Bretaña en Estados Unidos.
Total, al final, Bob Dylan pudo demostrar que sí, que él era Bob Dylan; que era verdad que estaba de gira y que también era cierto que estaba por el barrio buscando una casa en venta… Probablemente Bruce Springsteen, Van Morrison, Tom Petty, Bono, Tom Waitts, Iggy Pop o Nick Cave le podrían haber aclarado a la policía que ése hombre al que estaban arrestando era uno de los mayores genios del siglo XX, aunque puede que el problema fuera, simplemente, que no se presentó como Robert Allen Zimmerman… Seguro que la agente Cheiw lo hubiera reconocido de inmediato.
¿Dónde está la Osa Mayor?
15 agosto, 2009Una semana sin escribir… Creo que hasta he olvidado dónde coño está la «ñ». ¡Ah, no! Sigue estando en su sitio. Creo que alguna vez he dicho que vivo en Málaga, bueno, seguro que lo he dicho. Total. ayer era el día en que daba comienzo la Feria. Había un pregonero, que no tengo ni puta idea de quién era; hubo una actuación musical, tampoco sé quién o quiénes fueron; habrá conciertos durante toda la semana, no me preguntéis de quién; todos los menores de 20 años, varones, irán por todas las noches durante una semana en plan descamisado, si la policía se lo permite; veremos cientos de gorros blancos y negros, en plan patriarca; alguna puñalada que otra, en alguna de las decenas de peleas que, lamentablemente, tendrán lugar; los municipales ganarán en una semana lo que el resto de los mortales, al menos de Málaga, tardamos dos, tres o cuatro meses (contando con que tengas algún tipo de trabajo o ayuda, claro); los novios seremos timados por los «feriantes» y nos gastaremos treinta euros para conseguir impresionar a nuestra pareja con un puto peluche que le ha costado al colega de turno tres o cuatro euros («¡pero esto te lo consigo yo por mis cojones!»); los de la ambulancia seguirán un ritmo frenético al sonido del Cartojal y, pasada la semana y sus cuatro o cinco millones de visitantes, empezaremos a escuchar a los políticos municipales congratularse de la «mejor Feria del sur de Europa»… ¡Con dos cojones!
Bueno, pero eso está por venir, que se me va la cabeza, «again and again and again». El caso es que J.D. (parado), C.P. (rumana), L.C. (casi sin vacaciones) y msantaella (escritor aficionado, o amateur, en crisis) decidimos que sería una gran idea (¡atiende!) ir a la playa a ver los fuegos artificiales. Evidentemente, no a las playas a las que van todo el mundo, sino a una que estuviera más alejada y nos permitiera tener una perspectiva diferente, y más tranquila. Así que ni cortos ni perezosos nos fuimos a una cala de El Palo (para los no conocedores de la ciudad, diremos que El Palo está en el Este, es una barriada, aunque casi como si fuera un municipio aparte).
A tomar por culo de los fuegos, pero aun así, había bastante gente que había hecho su pequeño camping allí. Nosotros, que no somos exagerados, llevamos comida para todo el conjunto de la playa: bocadillos a granel; boquerones en vinagre a cholón; doscientos tipos de patatas, frutos secos y demás; cerveza para montar un bar; bebidas Don Simón de dudoso sabor; porra antequerana (casi por decreto divino) y otras alimentos que no llegué a asimilar. En definitiva, había tantas bolsas alrededor de cuatro toallas, que cualquiera que nos viera podría pensar que era una reunión de peña con el síndrome de Diógenes. ¡Rico, rico, rico!
Después de haber elevado nuestro IMC en dos puntos y ver los fuegos: «¡Oooooh! ¡Aaaaah! ¡Uuuh!» (¡Joder, si son casi los mismos que el año pasado! ¿A qué viene tanta exclamación?); tocaba el turno del baño para los/as valientes, entre los que no me incluyo (y eso que el agua tenía una temperatura ideal de la muerte), y posteriormente, la contemplación de las estrellas y el repertorio de chistes/anécdotas, mientras escuchábamos música de un móvil Samsung, al que al «hioputa» no se le acababa la batería ni a la de tres.
Noche clara, sin nubes. Cientos de estrellas. Alguna que otra fugaz. Te intentas fijar en alguna y te ves, como el protagonista de Pagafantas, señalando un avión o, en su defecto, una caña de pescar o una boya. Miras hacia arriba, a lo alto del todo, para evitar más capulladas de este estilo, y te preguntas dónde está la Osa Mayor. Estos astrónomos tenían mucha imaginación, porque ver formas en el Cielo es relativamente complicado o fácil. Simplemente unes los puntos a tu gusto y casi puedes construir la Constelación Harry Potter o, mejor aún, la Christina Aguilera. Supongo que el griego (o egipto o sumerio o qué se yo), que le puso el nombre, habría tenido algún encuentro ese día con ese tipo de animal o alguna pesadilla que lo traumatizara, y viera «osas mayores» por todos lados. Eso sí, nadie de los que estábamos allí tuvo narices de concretar cuál era la dichosa constelación. Yo sigo prefiriendo las «estrellas» de carne y hueso, fácilmente reconocibles y capaces de rellenar los huecos de nuestra imaginación…
Melancolía de verano: Te echo de menos, dr. House
8 agosto, 2009Inglés made in Spain
6 agosto, 2009Encontrado por Pensamientos Deformados en la web de tonachadas.com.
La ventana indiscreta y la sinkarmabitación
5 agosto, 2009Creo que hay pocos lugares, quitando Guantanamo y cosas por el estilo, con menos Karma que la habitación en la que tengo el ordenador. No es de extrañar que no me apetezca nada estar en ella. Y eso que los muebles tienen un color apropiado y la pared está en un tono blanco neutro, pero aún así… Sin rodeos, es una puta mierda de sala.
Para empezar no está Grace Kelly, pero, bueno, eso es superable (a fin de cuentas no está en ninguna otra habitación del mundo, al menos en una que se pueda entrar y salir de forma habitual). Después tiene una cosa que a mí me horroriza: el ordenador está de frente a la puerta, o lo que es lo mismo, el que esté en el ordenador está de espaldas a la puerta. ¿Tontería? Depende, para una persona «obsesiva-compulsiva», no. Si te gusta tener las cosas bajo un mínimo control, esa posición de indefesión te toca los cojones de una manera espectacular. Básicamente, esto me pasa por hacerle caso a dos que yo me sé.
Tercero, nada desdeñable. Al sentarte frente a la computadora, tienes la puta cacharra y una ventana… que da a un patio interior. Otro mojón de a kilo. No eres James Stewart y la pierna no la tienes escayolada, ¿qué necesidad tienes de observar o ser observado por tus vecinos? Cero. Absolutamente ninguna. Para colmo, sin cortinas, lo que dificulta la posibilidad de estar en pelotas en tu habitación. ¡Reivindico el derecho a la desnudez en tu puñetera casa sin tener que sentirte violentado, permaneciendo fuera del alcance de las miradas ajenas! No vayan a venir los polis de Cádiz y te multen por tener el sereno al aire.
Pero esto lo tengo que solucionar: para empezar, pondré un póster de Christina Aguilera, que lo de Grace Kelly no se lleva, o puede que de la Pataky (que no me entusiasme, pero hay que reconocer que es una maravilla de la cirugía). En segundo lugar, a tomar por culo la disposición de los elementos actuales: el ordenador contra la pared, como toda la vida, y la estantería al otro lado, aunque parezca que la habitación queda reducida (¿no andan siempre diciendo por ahí que el tamaño no importa?). Y por último, voy a ir a mi querido Ikea y voy a comprar unas cortinas, de esas horteras que tanto abundan en la citada gran superficie (no sé si poner una de animalitos, estrellitas o cualquier «cursitema» o irme a las sosas de toda la vida).
¡Ay, Alfred! ¡Qué cabrones los de la Academia, que nunca te dieron el Oscar al Mejor Director (que se lo han dado hasta a Ron Howard)! ¿Serías capaz de explicarme el misterio de la Pataky?
Cinco meses: cambiando los hábitos de lectura
3 agosto, 2009Esto va camino de parto. Ya hasta sé el sexo de la criatura. Llevo cinco meses tratando de acabar un libro y voy por poco más de la mitad. O sea que sí, que va para largo. No sé si Internet o la televisión, aparte del trabajo (claro), son los responsables de esta odisea. También podría ser que el libro fuera un tostón. O que yo estuviera perdiendo mi pasión por la lectura.
Voy a tener que recurrir al plan B: a partir de ahora sólo me pondré con novelas gráficas. Si no sois muy puritanos/as, la obra Fresa y Chocolate, de Aurélia Aurita, es como mínimo una curiosa reflexión sobre el amor, el sexo y la pareja: reflejándolo todo, detalles (encima con dibujitos) que normalmente no nos solemos encontrar fuera del ámbito de la pornografía. Por cierto, hay dos partes. Más divertida aun, Pyongyang, de Guy Delisle. En esta obra, el escritor canadiense nos cuenta su experiencia en la capital de Corea del Norte. Al ser uno de los pocos occidentales que ha tenido la ocasión de trabajar allí y vivir durante un periodo más o menos prolongado, resulta de especial interés para conocer el contraste entre la cultura de este país (y su terrible dictadura) y la de Occidente. ¡Cuidado! El humor de Delisle puede provocar desprendimiento de mandíbula. Anteriormente, había publicado una de temática, Shenzhen, de tono similar, pero como no la he leído tampoco puedo comentar nada (la trilogía la completaría la novela Crónicas Birmanas). Por cierto, que nadie espere de estas obras unos dibujos espectaculares ni nada por el estilo. El contenido prevalece.
Como me he desvíado, para no perder el hábito, iba a comentar la opción C: seguir los pasos de Pensamientos Deformados y su máxima de: «Si los mejores libros, tienen todos menos de 150 páginas, ¿para qué voy a leerme un tochaco?». El argumento es falaz (el Quijote, Cien años de soledad, En busca del tiempo perdido… por poner ejemplos que te vienen rápidamente a la cabeza), pero como seguimos el proceso de autosugestión, autoengaño, tan primordial para poder ser feliz (o creer serlo, que también vale); pues lo tendremos que adoptar como máxima sine qua non a la hora de seleccionar literatura. Eso sí, básicamente te tienes que pasar de la prosa al teatro y la poesía… En fin, siguen quedándonos El Dr. Jekyll y Mr. Hyde, El Aleph (para quien le guste Borges), Rebelión en la granja o la imprescindible Crónica de una muerte anunciada. Bueno, en verdad sigue habiendo mucha tela que cortar dentro del cientocincuenta-paginismo.
La opción D creo que es mejor ni plantearla: dejar de trabajar y dedicarse a la «vida contemplativa» que tanto adoraban los griegos, pero esa va a ser que no…
P.D. Cada vez estoy más convencido: estos antiguos griegos nos jodieron pero a base de bien… ¡Hay que ver la cantidad de ideas que nos legaron que contribuyen a nuestra insatisfacción: democracia, meritocracia, vida contemplativa…! ¡Ay, cómo me gustaría ver a Aristóteles dando sus paseítos por una calle de Madrid, de Nuevo México, de Sydney o de Nueva York!
El regreso de Futurama (?)
2 agosto, 2009Bueno, bueno. Lees la noticia y si has sido un seguidor de las tropelías de Bender y compañía no sabes si alegrarte o no. No es para menos, las cinco temporadas de la serie del creador de The Simpsons, Matt Groening, se ha convertido en auténtico objeto de culto. Basta con que te des un paseo por cualquier Fnac o megatienda similar y compruebes como la serie, seis años después de emitir su último episodio, sigue siendo una de las que más productos de marketing atesora.
Ahora bien, ese mismo estado es el que, una vez pasada la euforia inicial, hace que te surjan las dudas. Si tenemos en cuenta que el nivel de calidad de The Simpsons ha bajado bastante, pensando fríamente puedes llegar a la conclusión de que el retorno de Futurama lo mismo no es tan buena idea. Ahí está Lance Armstrong, que ha regresado para hacer el panoli, por mucho que la prensa nos trate de engañar con su «espectacular» tercer puesto del Tour (el recorrido era de chichinabo, estaba en el mejor equipo y pese a contar con todo el apoyo habido y por haber «sólo» ha quedado «bronce»… cuando pensaba que iba a ganar la carrera francesa de calle).
Los fans de esta serie tenemos en un pedestal las aventuras de Fry, Bender, Leela y compañía. Unas expectativas muy altas podrían provocar un chasco enorme entre los más fieles seguidores de Futurama. Es como si The Beatles hubieran regresado antes del asesinato de Lennon: nadie dudaría de las ingentes sumas de dinero que podrían haber generado con el efecto espuma de cerveza, pero si defraudas, good bye, Lenin! y a tomar por culo la pureza del mito (bueno, después de lo de La Guerra de las Galaxias, igual no es para tanto).
Parece que la respuesta la tendremos a mediados de 2010, cuando se empezarán a emitir los nuevos episodios… Hasta entonces tendremos tiempo para pedir a las musas que Groening y sus guionistas estén inspirados.